Formas de aprender
Leo el último post de Virgili, sobre la aceleración de la curva de aprendizaje, y entonces me dan ganas de contestar. Para crear ideas. Para provocar, pues también es parte del aprendizaje. Voz para la acción.
Comenta en el post, que los clientes le pedimos cada vez más alto y claro que los asistentes apliquen con inmediatez el aprendizaje en el puesto de trabajo.
Entiendo la petición. Pero me da miedo. Mucho. Creo que en el aprendizaje hay varios niveles (de esto sabe mucho más Virgili). Un nivel superficial, de conducta. Y un nivel más profundo, de actitudes y valores.
¿Qué queremos enseñar? Incluso, ¿queremos enseñar o queremos que los participantes reflexionen? O ¿queremos facilitar su propia reflexión sin incluso llegar a conocer cual es el resultado?
Supongo que depende de la materia. En liderazgo y por experiencia propia los mejores programas de desarrollo que he conocido se basaban en la propia reflexión del participante, sin que el facilitador marcase la meta o la conclusión a llegar.
Suele ser el conocimiento de uno mismo, de sus miedos, de sus fantasías, de sus autolimitaciones. Aquel conocimiento interior que consigue un cambio de paradigma, una nueva forma de hacer las cosas, un cambio de actitud frente al equipo, o los conflictos, o frente a tus miedos.
Me parece complicado que una reflexión personal como esa, que realmente es la que mas ayuda al participante, se pueda aplicar a la semana siguiente del programa. Incluso que se pueda medir.
Pero claro, entonces todo se reduce a un acto de fe, sin Key Performance Indicators, sin Indicadores sobre el Retorno de la Inversión.
Solo fe. Y la fe es muy difícil de vender, a los clientes, a mi jefe, a la organización y algunas veces incluso a los participantes. ¿pero vamos a parar por eso?
Etiquetas: aprendizaje, liderazgo, provocación