jueves, enero 25, 2007

Educación: Amor y provocación

Se lo escuché a Jose Luis Sampedro en Informe Semanal: La educación es amor y provocación. Me gustó mucho la idea. Es muy clarificadora.

Me parece una idea valida tanto para la educación, como para el desarrollo de personas, el “coaching” (¿se podrá decir en español?), la consultoría o la gestión de personas.

Amor: Cariño. Aprecio. Respeto a la otra persona como persona: “pase lo que pase yo te quiero (te valoro)”. Esto infunde confianza, seguridad. Y la seguridad y la confianza son básicas para arriesgarse. Y sin riesgo no hay aprendizaje.

Provocación: Para tomar riesgos (y por tanto aprender) no sólo vale tener confianza o seguridad. No sólo vale estar a gusto dónde estoy. Necesitamos una motivación para tomar el riesgo. Y ahí es dónde entra la provocación.

Provocar, me contaron una vez, viene de pro vocare: dar voz. Por eso pienso que provocar no es simplemente la motivación necesaria para cambiar, sino la forma de hacer responsable a la propia persona de su cambio. De hacer que la persona piense por ellos mismos (y sean menos crueles). Ella es la que toma la decisión de cambiar (desarrollarse, formarse, etc) y en qué sentido.

¿Cómo cambiarían las cosas si tuviésemos respeto, reconocimiento y cariño hacia las otras personas y éste no nos impidiera provocarles?

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