¿Chantaje?

A mitad del libro comenta que en las sociedades primitivas el saber pocas veces es de libre acceso, constituye más bien una propiedad privada; cada uno es dueño de sus conocimientos y sería una tontería cedérselos a otro sin compensación alguna, de la misma manera que nadie entregaría a su hija en matrimonio sin compensación alguna.
Y me recuerda a algunas organizaciones. O a algunas persona en las organizaciones. No comparten conocimiento. Es su propiedad. Es su forma de ser fuertes en la organización.
Sigo leyendo y sonrío cuando dice que en estas sociedades un remedio antiguo es mejor que uno nuevo, con lo que las innovaciones despiertan recelo y desconfianza, de ahí la falta de interés por encontrar remedios nuevos.
Y es que son las mismas personas que se guardan el conocimiento las que normalmente no les gusta la innovación. Es normal: la innovación trae nuevos conocimientos y por lo tanto ellos pierden poder y fuerza a convertirse sus conocimientos en obsoletos.
Desde mi punto de vista estas personas hacen “chantaje” a la organización: Yo soy intocable pues poseo este conocimiento que nadie más tiene. Y nadie más tiene ese conocimiento pues yo no lo quiero compartir. Soy imprescindible, único. Y no me digas que lo comparta pues soy intocable.
Es curioso que en las sociedades primitivas (tecnológica y científicamente) suceda lo mismo.
PD: En Hamburgo bien. Seguimos en proceso de cambio, pero con lecturas como esta uno lo pasa mejor. Además hoy hace un día soleado y estupendo.
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