domingo, octubre 08, 2006

Trabajador ideal


Me llega un email spam de una ¿nueva? página web sobre liderazgo: Ulises . Tienen una entrevista a los autores de Funky Business y Karaoke Capitalism. Y como son dos libros y pensadores que me fascinan pues me meto de lleno en la entrevista.

En una de las preguntas comentan si existe el trabajador ideal. Su respuesta:

Tampoco existe el trabajador ideal (uff!! menos mal.- pienso yo). Depende de la tarea y el contexto en particular. Mientras la investigación muestra que la educación y la experiencia de la gente en organizaciones explican un 28% del rendimiento en el trabajo, los estudios también sugieren que la confianza en uno mismo explica ese rendimiento en aproximadamente un 38%. Añádele a eso el imparto de la esperanza, el optimismo y la resistencia, y la influencia masiva de la energía positiva resulta incluso más aparente.

Esto si es interesante ¿La autoconfianza es más importante que la experiencia y la educación? Al menos no pensamos así en los procesos de selección ¿o si?. Yo no se si llegaría a tanto.

Pero lo que si creo es que tanto la autoconfianza, como el optimismo y la resistencia son “potenciadores” clave del rendimiento. Pueden dividir o multiplicar. Pueden hacer que trabajemos de forma excelente (sintiéndonos además excelentemente) o puede que por mucha experiencia y conocimientos que tengamos el resultado de nuestro trabajo sea muy pobre.

Pero ¿qué puede hacer el líder de un equipo en el desarrollo de la autoconfianza de sus colaboradores? Supongo que al menos no minar dicha confianza en uno mismo. Sino todo lo contrario.

Observando a algunos llego a pensar que hay personas que piensan que la gente rinde más y mejor con presión, con miedo, sin reconocer los éxitos, fajándose en los errores.

No creo que un líder o coordinador de equipo pueda desarrollar la autoconfianza de su gente, pero en cambio estoy seguro que la puede echar por tierra. La confianza en uno mismo sobre todo depende de uno mismo (como la motivación). Lo que se necesita es que no la minusvaloren.

No existe el trabajador ideal, ni el líder ideal. Pero lo que si me atrevo a afirmar es que un buen líder es el que confía en sus colaboradores, potenciando su autoconfianza, y no el que intenta estar por encima de ellos generando miedo, guardándose información, escondiendo sus puntos débiles, acaparando los éxitos del equipo y recriminando los fracasos.