El ala oeste de la Casa Blanca
Hace poco, por mi cumpleaños, unos amigos me regalaron la primera temporada de la serie “El ala oeste de la Casa Blanca”. Es una de mis series preferidas, así que durante esta semana me he “empachado” a capítulos.
A pesar de ser una serie y por lo tanto ficción, me gusta el papel del Presidente. Es un tipo que escucha a su equipo, durante poco tiempo, tiene poco tiempo para cada tema, pero el que tiempo que dedica se dedica a escuchar atentamente. Su gente le puede contradecir a la cara. Le puede decir no. No hay ningún problema en ello. El lo admite (y si me apuras lo promueve). El sigue escuchando.
Incluso pueden hacerle bromas, el ambiente es distendido e informal, el gasta broma y si son malas no las ríen, e incluso en algunos momentos se llegan a reír de algún aspecto suyo.
Aún así, todo su equipo le respeta. Y cuando toma una decisión, después de haber escuchado, todo el mundo la acepta (aunque no la comparta y de vez en cuando sigan intentando entender el por qué).
La informalidad, sencillez y naturalidad no es contraproducente con el liderazgo. Creo que todo lo contrario. Aunque a algunos nos cueste entenderlo y de vez en cuando tenemos “esa pose de tener la responsabilidad”. Tengo la suerte de pertenecer a una organización que me lo demuestra cada día, y me lo enseña cada día a través de personas que trabajan conmigo.
Ser natural, no te hace más vulnerable, te hace más cercano, y por lo tanto entender mejor a tu equipo, comprender sus emociones y razones para tomar decisiones. Ya lo decía R. Boyaztis en “El líder resonante”.
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