El derecho a trabajar a gusto.
No se por qué, será por que estoy en un buen momento, pero últimamente me permito pensar sobre dónde no trabajar.
Hoy he recibido un email de alguien que me comentaba que no estaba a gusto en su trabajo. Hace ocho meses que cambió de trabajo y no es lo que esperaba. Según comenta no hay profesionalidad, seriedad y no comparte los valores.
Hay en Madrid una tasa de paro cercana al 6%, casi pleno empleo. Y aunque no la hubiera. ¿Por qué hemos de conformarnos con un trabajo en el que no estamos a gusto? No me refiero a que tengamos una racha mala, o que no aguantemos tal o tal cosa del jefe o del compañero o de un colaborador… Sino a ese sentimiento que uno tiene dentro que le dice que “no quiere ir a trabajar”.
Si uno deja de soñar y de luchar por sus sueños ¿Qué le queda?
Si uno se rinde y espera que sucedan las cosas ¿Qué puede esperar? A un amigo le gusta decir: hay personas que esperan a que sucedan las cosas… y otras que hacen que las cosas sucedan. Protagonistas de nuestras propias vidas. Y dónde sino está un trozo de esa vida sino en el trabajo al cual le dedicamos gran parte de nuestro tiempo.
Yo creo, lucho, deseo por tener el derecho a trabajar en algo o algún sitio en dónde se sienta a gusto. Y para que eso suceda es necesario tener la capacidad de elegir trabajo y empleador (incluso de ser uno mismo el empleador).
Y para poder elegir uno debe de estar preparado. Preparado en muchos aspectos: preparado para renunciar (elegir es renunciar), preparado para tomar riesgos, preparado para poder ofrecer algo a cambio (no podemos elegir si no "somos valiosos, sino aportamos valor") y preparado para pasar los momentos de incertidumbre y cambio. Si no hay incertidumbre y cambio es que no hay riesgo y sin riesgo no hay desarrollo, ni hay emoción, ni hay vida...
Gracias Xavier por enviarme el email que me ha hecho volver a pensar en todo esto.
Hoy he recibido un email de alguien que me comentaba que no estaba a gusto en su trabajo. Hace ocho meses que cambió de trabajo y no es lo que esperaba. Según comenta no hay profesionalidad, seriedad y no comparte los valores.
Hay en Madrid una tasa de paro cercana al 6%, casi pleno empleo. Y aunque no la hubiera. ¿Por qué hemos de conformarnos con un trabajo en el que no estamos a gusto? No me refiero a que tengamos una racha mala, o que no aguantemos tal o tal cosa del jefe o del compañero o de un colaborador… Sino a ese sentimiento que uno tiene dentro que le dice que “no quiere ir a trabajar”.
Si uno deja de soñar y de luchar por sus sueños ¿Qué le queda?
Si uno se rinde y espera que sucedan las cosas ¿Qué puede esperar? A un amigo le gusta decir: hay personas que esperan a que sucedan las cosas… y otras que hacen que las cosas sucedan. Protagonistas de nuestras propias vidas. Y dónde sino está un trozo de esa vida sino en el trabajo al cual le dedicamos gran parte de nuestro tiempo.
Yo creo, lucho, deseo por tener el derecho a trabajar en algo o algún sitio en dónde se sienta a gusto. Y para que eso suceda es necesario tener la capacidad de elegir trabajo y empleador (incluso de ser uno mismo el empleador).
Y para poder elegir uno debe de estar preparado. Preparado en muchos aspectos: preparado para renunciar (elegir es renunciar), preparado para tomar riesgos, preparado para poder ofrecer algo a cambio (no podemos elegir si no "somos valiosos, sino aportamos valor") y preparado para pasar los momentos de incertidumbre y cambio. Si no hay incertidumbre y cambio es que no hay riesgo y sin riesgo no hay desarrollo, ni hay emoción, ni hay vida...
Gracias Xavier por enviarme el email que me ha hecho volver a pensar en todo esto.