viernes, octubre 26, 2007

Cuando el que más vende se convierte en el jefe

O el qué tiene más conocimientos técnicos. O el que sabe más de su especialidad…

… entonces, la organización puede tener un problema.

O no.

Es lógico promocionar a alguien en función de las características del puesto al que se le promociona y las funciones que tendrá en el futuro puesto… y no en función de lo bien que lo hace en su puesto actual. Sobre todo cuando la promoción implica coordinar, desarrollar y guiar personas.

El mejor técnico no es el mejor jefe. Por mucho que entienda bien a las máquinas, o interprete las estadísticas o programe los sistemas informáticos o… lo que sea que haga.

Ser jefe implica entender a las personas individualmente y como equipo, las relaciones que éstas crean, ser empático con los sentimientos de los demás, saber movilizar a la gente hacía una meta común, ser capaz de crear esa meta dentro del marco de la organización en la que uno trabaja... Y ninguna de esas características es clave para ser el que más vende, o el que mejor arregla las máquinas, o el que mejor programa, o el que mejor… Por lo tanto el que más vende no tiene por que ser el que mejor lo puede hacer como jefe.

Eso si… para ser un buen jefe has de haber triunfado en el puesto anterior. Tienes que haber sido un buen comercial, informático, mecánico, técnico… Sino es difícil obtener el reconocimiento de tu equipo y de la organización. Si no has triunfado en el puesto anterior, la solución no es la “huida hacía adelante”, sino la reflexión sincera. Y sino que se lo pregunten a Peter.

Pero entiendo que todo esto es bastante lógico, ¿no? Entonces ¿Porque en todas las organizaciones tenemos algún que otro jefe que ha llegado a esa posición por ser el mejor en la anterior?. ¿Porque nos seguimos confundiendo?

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jueves, octubre 11, 2007

El cambio en mis propias carnes…

Cambio. Me voy a vivir a Hamburgo. Mi empresa me ha ofrecido la posibilidad de ocupar la misma responsabilidad de ahora pero en Alemania, Austria y Suiza. Glup!

Primera fase: el shock.

Aquí dejo a mi familia, a mis amigos, la ciudad de Madrid con la que tengo una relación de amor-odio, estaré lejos de Valladolid, que cada día me da más energía. Aquí tengo un trabajo en el que “estoy cómodo”, unos compañeros de trabajo que “me entienden y les entiendo”… ¿Y allí? ¿Qué hay por allí?

Segunda fase: Pesimismo desinformado.

Hamburgo es la segunda ciudad más grande de Alemania y una de las más ricas. Con el segundo puerto más importante de Europa, gran calidad de vida y con una comunidad de expatriados importante. La gente parece maja. El puesto es el mismo que ahora con un encargo excitante: apoyar el cambio cultural y promover una política de Recursos Humanos que desarrolle a las personas y esté alineada con la estrategia de negocio. Creen en ello y confían en mi.

Tercera fase: Optimismo desinformado (u os creéis que en dos días de haber estado allí… se algo de Hamburgo)

Tengo que hacer la mudanza, buscar allí piso, conocer a mi próximo equipo y a mis próximos compañeros. Empaparme de la cultura alemana… y suiza y austriaca. Necesito saber alemán!! Y cerrar lo más posible los temas de aquí. ¿Y mi sustituto / a? Será necesario buscarlo. Despedidas con amigos, compañeros de trabajo, comidas con la familia…

Cuarta fase: Stress… mucho stress

Y estoy seguro que seguirán otras fases… ahora parece que entro en aquella de imaginarme la vida allí, una nueva cultura, una nueva experiencia, nueva gente, seguir manteniendo la de aquí, visitas de allí para acá…

He revisado entre distintas notas y me he encontrado con cinco (¡al menos!) curvas del cambio distintas… y es que el cambio lo vive cada persona de forma diferente. Y estas están siendo mis fases… y seguro que otra persona lo hubiese vivido de forma distinta. Lo único que es cierto es que ya sea positivo (que uno decida cambiar) o negativo (que alguien decida cambiarte), el cambio implica stress, indefinición, inseguridad, excitación,…

Espero seguir escribiendo y seguiros contando cuáles son las reflexiones desde Alemania.

PD: he de reconocer que escribo gracias al empujón moral de ver que Marga y Expansión & Empleo les ha gustado mi blog… o al menos han escrito sobre él. Muchas gracias!

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